![]() |
Título : Interpreting Evolution. Darwin & Teilhard de Chardin Autor : H. James Birx
PROMETHEUS BOOKS |
El libro hace una buena comparación entre la teoría y la interpretación, argumentando que cuando los científicos presentan información, esta no es imparcial, sino que realmente es información filtrada a través de esquemas interpretativos.
Interpreting Evolution. Darwin & Teilhard de Chardin. “Considerando cuan fieramente he sido atacado por la ortodoxia, parece absurdo que alguna vez hubiera intentado ser clérigo … gradualmente he llegado a descreer en el cristianismo como una revelación divina … con las moderadas habilidades que poseo, es verdaderamente sorprendente que haya influenciado hasta un punto considerable las creencias de hombres científicos en algunos puntos importantes …” Charles Darwin Autobiografía (1876). Sin duda el nombre de Charles Darwin será recordado a través de las épocas. Su teoría y su influencia prevalecerán, causo una turbulencia en las ciencias biológicas, acompañada de una revolución intelectual en la filosofía naturalista y socavó las creencias teológicas tradicionales.
Teilhard será desde ahora, sujeto a debate por décadas, si no es que por centurias. Él será recordado por haber contribuido no sólo al avance de la ciencia, sino también por la ilustración a la teología. Por supuesto, la humanidad está profundamente endeudada a su fibra moral y a su integridad intelectual. Teilhard fue verdaderamente un gran científico, así como un elevado pensador que, a pesar de varias apabullantes adversidades, tuvo el coraje de intentar una síntesis de hechos, conceptos y creencias, Consecuentemente el vio mucho más alto y más allá de los horizontes en ciencia, filosofía y teología, que la mayoría de sus contemporáneos. Como un científico naturalista, un filósofo de proceso y un religioso profundamente místico, Pierre Teilhard de Chardin ofreció una elevada visión. Una duradera contribución es su importante introducción del hecho de la evolución dentro de la moderna teología. Seguramente será recordado por la posteridad, no por su impresionante ciencia, ni por su inspirada teología, sino más bien por su magnífico tapiz de pensamiento humano dentro del cual intentó entrelazar ambos. Quizá, su síntesis filosófica continuará provocando respeto moral, delicia estética y admiración intelectual, así como una controversia en desarrollo, hasta mucho después de que nuestra especie haya aceptado finalmente el hecho de la evolución cósmica.