Por Juan Luis Doménech Quesada

Resumen

A pesar de su indiscutible éxito, cerca de 150 años de darwinismo no han bastado para consolidar una teoría que, como ya saben los nuevos biólogos, es incompleta. La selección natural es un hecho, pero constituye una parte muy pequeña de la historia evolutiva y no es el mecanismo que produce progreso, sino que tan solo produce diversidad o estabilidad evolutiva, y, en no pocos casos, involución. El tiempo ha dado la razón a los antiguos saltacionistas, pues la auténtica evolución progresiva se produce de forma brusca, bien sea por saltos o macromutaciones, bien sea por una sucesión rápida de grandes mutaciones. A ello apunta la teoría del equilibrio puntuado, lo corrobora la biología del desarrollo y lo demuestra drásticamente la teoría endosimbionte. 

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